En mi constante
exploración en el tema de manejo de emociones, me voy encontrando que se premia y reconoce demasiado a las
emociones buenas y se juzga y prohíbe a las "malas" (ej.
enojo, tristeza, miedo).
Estas emociones que
nada tienen de "Malas", están en nuestro repertorio genético además
del cultural y habrá que reconocer que también son útiles, que sirven para conocernos más a
nosotros mismos y que al sentirlas estamos sintiendo también nuestra condición
absolutamente humana.
Cuando se desborden
y hacen presa de nosotros, provocándonos desesperación al darnos cuenta de que
no nos hacen felices y nos desgastan (es cuando ya se hacen tóxicas), tenemos
que poner un límite y
trabajar sobre ellas.
Nuestra labor tendrá que ser, primero, conocerlas,
dejar que fluyan dentro de nosotros y después, tomar el control a partir del
conocimiento de qué las provoca.
Será indispensable prestar atención a lo importante y
relevante en nuestra vida, y poner manos a la obra en el re-diseño diario de
nuestro plan y proyecto de vida, enfrentando con VALENTÍA la toma asertiva de decisiones.
Debemos estar
dispuestos a dejar ir, soltar o cerrar con decisión los ciclos que ya se deben concluir y
estar dispuestos a pedir ayuda si es necesario, a invertir en nosotros que es
una de las mejores inversiones que podemos realizar, porque estando bien,
nuestro andar será mas certero y acertado…
Hasta la próxima
Roc.
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