lunes, 19 de abril de 2010

El Camino


Hola mis queridos amigos.

El día de hoy, quiero compartir una experiencia profesional que tiene mucho que ver con el tema de la semana pasada.

José es un niño de 11 años, próximo a cumplir 12, llegó a la consulta por un problema de "agresividad" el cual era muy serio, ya que agredía fuertemente a su hermanito de 4 años y a los niños de la escuela, hoy ya no golpea a su hermano y hasta lo invita a incluirse en sus juegos...pero el problema persiste en la escuela.

Todo el asunto esta en la incapacidad que este niño tiene para expresar su inmensa necesidad de ser amado, aceptado e incluido que no sea la de pegarle a otros.

El día de hoy me presenté en la escuela porque la maestra ya no sabe qué hacer con el... y a la hora que hablo con ella, me doy cuenta del serio problema en el que se encuentra José.

Resulta que su padre lo trata a base de amenazas y maltratos, la maestra, lo tiene absolutamente etiquetado como el niño mas imposible de la clase y se la pasa señalándolo y excluyéndolo, luego al salir de la escuela, José se planta varias horas a consumir lo que la televisión le ofrece (que por supuesto solo cataliza lo que en su vida cotidiana vive) además de las 4 telenovelas que ve la tía que lo cuida...

Se ha hablado mucho acerca de la importancia que tiene el que como mayores seamos congruentes con lo que enseñamos y pregonamos... Pero veo con profunda tristeza cómo somos los adultos, (los que educamos y formamos) los primeros en rendirnos con nuestras incongruencias e ignorancia.

José solo necesita que le digan lo valioso que es, lo inmensamente bello que es como ser humano, sólo quiere que su papá lo abrace y lo bese... Quiere que la maestra deje de amenazarlo con que lo va a correr de la escuela por ser un niño que pega a los niños más chiquitos.

Él necesita que alguien le enseñe un camino diferente... su madre hace todo lo que puede por el, lo orienta, lo ayuda, lo ama... claro, es su madre... Parece ser que hay algunas personas todavía interesadas en "rescatar" a José... Pero el ya se va a la secundaria y todos dicen... Si José no cambia pronto, cuando entre a la secundaria ya no habrá nada mas que hacer...y, terminará siendo un chavo banda más, sino es que alcohólico como su papá... me duele profundamente ver cómo un alma tan buena como es él porque he tenido el honor de conocerlo, esta en manos de personas a punto de rendirse, José como tantos niños, no es más que el reflejo de lo que ve en su mundo... José es el reflejo de muchos de nosotros.

Cuando no somos personas realizadas y emocionalmente aptas, vamos regando "Josés" por el mundo, los mandamos a los reclusorios, a la calle, a los centros para adictos, los vemos, los señalamos y los volvemos a excluir.

Es muy cierto que al crecer, cada quien escoge cambiar si desea hacia el camino correcto, y eso es lo que nos da la realización, que a pesar de la vida tan adversa que cada quien haya vivido, podamos elegir cambiar, pero ¿es necesario ir pateando niños por la vida para que luego elijamos cambiar y evolucionar? ¿luego ellos patearán a otros y así sucesivamente?

Son esos niños los que nos van a cuidar cuando seamos viejos, en los hospitales, en el asilo, en los tribunales, en la calle misma, si nos rendimos, no esperemos que ellos no lo hagan con nosotros cuando estén en la plenitud de su vida y nosotros en el ocaso.

Te pregunto... alguna vez has pateado a algún José y luego te rendiste?

Rendirse no significa dejar de "cargar", significa dejar de crecer y dejar de enseñar con el ejemplo otras alternativas mas creativas y constructivas para resolver nuestros problemas y conflictos. Significa dejar de creer en el otro porque al hacerlo, dejamos de creer en nosotros mismos como sociedad.

Recuerda, somos seres de luz, listos para venir al mundo a brillar.

Hasta la próxima.
Roc.

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